ERRENTERIA
Conmemoración. Empleados, clientes y vecinos de Agustinas celebran los 50 años de vida de un local que se caracteriza por su «buen ambiente»
Hay que tener valor», así reza el título de la carta que se leyó este pasado sábado en el bar Morán a toda la familia que lo compone, especialmente dirigido a sus primeros dueños, Adrián y Petra, que con 35 y 29 años respectivamente y con tres hijas de 5 y 6 años y otra de tan solo unos meses decidieron lanzarse a la aventura de montar un bar nuevo en 1974, en un barrio que se acababa de construir y sin experiencia en el ámbito de la hostelería. Este pasado 20 de enero, día de San Sebastián, repicaron los tambores más fuerte que nunca, en homenaje a los 50 años de vida desde su fundación. El local sigue en pie y el bar en funcionamiento, merced al trabajo incansable de su hija Ana Belén Morán Morán y también de los clientes que no han dejado de venir, en muchos casos rutina heredada por hijos, nietos y otros familiares.
Como es habitual, ningún comienzo es fácil, pero el duro trabajo de los primeros años detrás de la barra tendría su recompensa al poco tiempo, cuando las primeras familias que se acercaron lo vieron como un bar de referencia al que acudir cerca de sus hogares. ‘Ani’, como le conoce su amplia clientela, asumió el testigo del bar cuando se jubiló su madre, en el año 2000. Desde entonces se han intercambiado los favores. La que antes echaba una mano en el bar, ahora recibe el apoyo de sus padres para cuidar a sus hijos. Sus empleados (Toñi, Gemma y Sandra) le han ayudado a lo largo de estos años detrás de la barra, llevando por bandera la «familiaridad» que le caracteriza a este bar desde su apertura. El bar Morán, además de servir vinos o cafés, también es el lugar donde recolectar «los objetos perdidos en el barrio para que sean recuperados por sus dueños».
A lo largo de estos 50 años tan solo ha habido una reforma. «En el año 96 tuvimos que cambiar el suelo porque uno de los pilares se hundió y tuvimos que renovarlo», recuerda Morán. En cuanto al diseño no ha cambiado «prácticamente nada» y de hecho «la puerta sigue siendo la misma», reconoce. No obstante, «la clave de seguir aquí», asegura la dueña, «es la clientela». Agradece «a las señoras que vienen a diario a tomar el café, a los que vienen a echar la partida, a los chiquiteros del mediodía y la noche… muchos llevan 50 años y ahora nos vienen también los hijos y los nietos», afirma sin dejar de acordarse de aquellos que «tuvieron que dejar el barrio un día por falta de ascensores».
A lo largo de estos 50 años tan solo ha habido una reforma, en el año 1996, cuando se renovó el suelo. La puerta es la mismaEste pasado sábado celebraron los 50 años con una «fiesta completa» donde recordaron momentos «emotivos»
Fiesta completa
Además, el bar Morán también ha contado con un equipo de fútbol, ha sido lugar donde se han celebrado torneos de tute y mus y en la actualidad se siguen organizando jornadas divertidas en Carnavales, Santo Tomás o en las fiestas del barrio. «Estoy siempre dispuesta a trabajar en lo que haga falta con el fin de mantener el barrio vivo», comenta Morán.
Como muestra de agradecimiento a sus padres, clientes y vecinos, este pasado sábado se llevó a cabo una fiesta «completa» desde la mañana hasta la noche. Hubo todo tipo de actividades gratuitas en la plaza redonda de la Avenida Markola. No faltaron los pintxos acompañados de sidra, la música, la chocolatada, los regalos y sorteos… La familia Morán recordará para siempre una fiesta «emocionante» donde se compartieron momentos emotivos de estos 50 años. Que sean otros 50.