Artesanos, feriantes, vendimiadores, talleres u hosteleros, objetivos de una campaña para evitar irregularidades de retirados, familiares o vendedores ambulantes
Los baserritarras jubilados guipuzcoanos, que pese a estar retirados siguen vendiendo, no son los únicos que están sufriendo las inspecciones de Trabajo que buscan detectar irregularidades en las altas a la Seguridad Social. Un control que ha derivado incluso en al menos una docena de multas en el territorio a estos agricultores, en algún caso de 6.000 euros y la retirada de dos o tres meses de la pensión, ya que no se puede compatibilizar la pensión con los ingresos del agro salvo que se acojan a la jubilación activa. Otros sectores de actividad también se están viendo afectados por una campaña que busca evitar actividades irregulares de jubilados, familiares y vendedores ambulantes.
Según confirmaron ayer a este periódico fuentes gubernamentales, los inspectores de Trabajo, que pertenecen al Ministerio que dirige Yolanda Díaz, están inmersos en una campaña a nivel estatal, pero que se está dejando notar de forma muy intensa en los últimos meses en Gipuzkoa. Y es que además de los propios baserritarras jubilados que acuden a las ferias los fines de semana a vender sus productos como un complemento de su pensión, los inspectores están poniendo también el foco en otras actividades, como son las ferias de artesanía, los feriantes que montan atracciones en las fiestas, los vendimiadores, e incluso los talleres de automoción y la hostelería.
Sectores en los que suele haber personas jubiladas que compatibilizan la actividad con la pensión por ser esta prestación muy baja, o familiares que ayudan en los quehaceres, pese a estar retirados, después de haberse dedicado años a esa profesión. Pero no se quedan ahí, ya que en las ferias de artesanía los inspectores están reclamando también a quienes tienen un puesto, independientemente de la edad, que deben estar dados de alta en la Seguridad Social a pesar de que se trate de una actividad esporádica, porque de lo contrario lo consideran irregular. Fuentes gubernamentales añaden a este periódico que la campaña se está centrando en sectores en los que detectan riesgo de que haya «economía sumergida» y en familiares jubilados que ayudan en estos trabajos sin estar dados de alta a la Seguridad Social, sobre todo si la actividad es permanente y habitual, y no algo puntual. Así, explican que entre ellos se encuentran los vendedores ambulantes que están en varios puntos de venta de forma periódica, así como aquellos que venden sus productos agrícolas a domicilio, sin que tengan regularizada su situación laboral.
Noticias relacionadas
Multas de 6.000 euros y dos meses sin pensión a baserritarras jubilados por vender en ferias
Pilar Aranguren
Mikel Madinabeitia
«Me he hecho autónoma para sustituir a la ama y vender lo sembrado»
Amaia Núñez
Susana Frutos, presidenta de Eskuz Lan, asociación de artesanos del Bidasoa, explica que las inspecciones de Trabajo comenzaron hace tiempo pero que arreciaron el año pasado. Apunta que en la asociación «hay personas dadas de alta en la Seguridad Social como autónomos porque ya lo son, pero hay otro grupo para los que esta actividad es solo un hobby y de entrada solo estábamos dados de alta en Hacienda, en el epígrafe de ‘artesanos’». Y añade que cuando echó a andar la asociación se informaron sobre los requisitos que debían cumplir. «Incluso se hizo una consulta a la Seguridad Social de si había la obligación de darse de alta. La respuesta fue que si la actividad no era diaria, regular ni constante, y los ingresos no llegaban al Salario Mínimo Interprofesional, no era obligatorio».
«Cambio de criterio»
Como muestra, enseña la respuesta oficial enviada por la Tesorería de la Seguridad Social de Gipuzkoa, tanto en 2021 como ahora, en la que se indica que «cuando el tiempo de dedicación (habitualidad) y la remuneración obtenida es pequeña, cuando no exista un local comercial y, además de otras peculiaridades, la actividad no es perdurable en el tiempo, podría dar lugar a considerar ésta como marginal» y sin obligar de cotizar en la Seguridad Social.
Entre esas peculiaridades figura que la actividad no sea constante, todos los días, ni regularmente. En cualquier caso, añade que «se trata de un tema subjetivo por cuanto no existen reglamentariamente unos parámetros que limiten cuál es el alcance de la actividad marginal». Y continúa señalando que «la Inspección de Trabajo, no obstante, suele valorar estas circunstancias, además de la no superación del Salario Mínimo Interprofesional».
Un criterio, señala Susana Frutos, que hasta ahora se había respetado por parte de los asociados y también de la autoridad laboral, aunque, sin embargo, todo apunta a que en los últimos meses está realizando una interpretación diferente y más restrictiva. «Ahora nos están obligando a darnos de alta como autónomos, aunque sea una actividad esporádica, bajo la amenaza de que si no, nos multaban». Además, añade que «al tener la asociación una web con un logo, que es por cuestión promocional, la Inspección de Trabajo entiende que se trata de una actividad diaria, aunque no se realicen ventas a través de ella».
Una interpretación que el sector no entiende, máximo cuando el año pasado hubo artesanos que hacían la consulta a la Seguridad Social y les seguían contestando lo mismo. «Hemos tenido un artesano al que en mayo-junio del año pasado la inspectora le dio por buena su ‘no alta en autónomos’ porque demostró que los ingresos no superan el SMI».
La presidenta de Eskuz Lan apunta que en todo el año se organizan unos 50 mercados, aunque los asociados no acuden a todos. «En mi caso, el haberme dado de alta como autónomos me supone abonar 100 euros al mes cuando por ejemplo en enero no he acudido a ningún mercado y no he ingresado nada por esta actividad». Agrega que por ahora ningún artesano ha sido multado, aunque algunos han tenido que darse de alta como autónomos y otros se lo están pensando porque al tratarse de un hobby no les compensa.
DIARIO VASCO