DONOSTIA
Hasta hoy no ha habido ni transparencia ni un debate clarificador sobre la justificación del centro comercial que se pretende levantar como un artefacto insostenible en la ladera de San Bartolomé. Por todo ello ruego al nuevo Ayuntamiento que reconsidere su decisión con urgencia.
El Ayuntamiento tiene aprobada la construcción de un centro comercial en el espacio verde de la ladera de San Bartolomé. Como remate de la operación urbanística en ese barrio quiere meter bajo la ladera un edificio de 10 plantas (cinco subterráneas), destinando 8.040 metros cuadrados a hipermercado, más franquicias y otro restaurante. También dispondrá de un aparcamiento de rotación de 14.000 metros cuadrados para «mejorar el tráfico».
La operación ni es innovadora ni tiene interés para la ciudad y solo servirá para ingresar dinero, eliminar una zona verde y densificar aún más la zona. La actuación requiere una excavación en roca de 46 metros y construir un enorme muro pantalla para sujetar la colina. Una obra compleja que durará tres años, con afecciones importantes a las calles Easo, San Bartolomé y Aldapeta. Además de eliminar el carril bus.
Como patrimonio público simbólico, la ladera norte de San Bartolomé merece ser conservada porque forma parte de un paisaje urbano singular y de la memoria de un hito en Donostia. Es exigible sensibilidad, también, hacia un lugar vinculado a una colina, fuera de la ciudad amurallada, donde se situó en el siglo XI el primer Monasterio-Convento.
La enorme ampliación de Garbera, el crecimiento de Lidl en La Bretxa y los supermercados próximos de San Martín y Plaza Arroca, la implantación de franquicias y los nuevos hiper en los barrios hacen innecesaria esta operación especulativa pensada hace 10 años que solo traerá perjuicios al comercio tradicional.
En la Memoria del Plan General reformado no existe una justificación del proyecto vinculada al interés general. Tampoco existe en el anteproyecto de edificación y urbanización del Centro Comercial aprobado en enero por el Ayuntamiento.
La intervención no fue contemplada en mi etapa de alcalde por el equipo político y técnico que trabajamos en la operación de regeneración de Amara Viejo y San Bartolomé y que se plasmó en las reformas del Plan General en 2007 y 2010. Por contra, el centro comercial fue incorporado y aprobado a partir de 2011 en los nuevos planes por las Alcaldías de EH Bildu y del PNV. Concretamente, Juan Karlos Izagirre, alcalde de EH Bildu, presentó y defendió esta operación -junto a otros cambios para San Bartolomé- en diciembre del año 2013.
El desarrollo de San Bartolomé ya ha sido suficientemente exprimido como operación urbanística y económica. La ciudadanía debe saber que aún se puede rectificar y aprobar una alternativa sostenible que respete esa ladera verde que se mantuvo así cuando se levantó la nueva Iglesia y el Convento en 1876. La alternativa pasa por encargar un proyecto de jardinería y paisajismo que recupere la actual ladera y la convierta en un parque-jardín en plano inclinado. Una actuación que resulte ejemplar entre los espacios urbanos de las mejores ciudades europeas.
Se trata de integrar en el paisaje del Ensanche lo que queda del convento, la iglesia, el muro y la ladera, ofreciendo una visión global del conjunto no distorsionada. El Plan Especial para ese edificio comercial, además, elimina un tramo del muro protegido, abre un portón en ese muro y desmonta otros 29 metros.
La alternativa ensancha la acera del frente de la ladera en la cuesta de San Bartolomé con retranqueo y rebaje de altura del actual murete. Por otra parte, abrir un nuevo aparcamiento de rotación en el centro va contra la filosofía medioambiental del Área de bajas emisiones porque provocará una mayor afluencia y circulación de vehículos.
Ser una ciudad innovadora significa gestionar con sensibilidad y en defensa del interés general el paisaje, el suelo público, el patrimonio y la identidad del municipio. Se trata de tener una estrategia propia para afrontar los retos del modelo de ciudad que quiere la ciudadanía para San Sebastián.